Nos parece bucólico, incluso utópico,
pensar que un viaje pueda cambiar tu
vida.
Lo hemos visto mil veces en las
películas. Alguien se va de viaje y su vida da un vuelco radicalmente.
Pero la realidad siempre supera a
la ficción y hay veces, que esto es así
de verdad. Un viaje cambia tu vida, PARA SIEMPRE.
Y no tiene por qué ser una sorpresa. Lo
sabes, antes de preparar tu maleta sabes que tu vida, a la vuelta, ya no será
nunca más la misma.
Casi seis años de reuniones,
entrevistas, papeleos y un montón de minutos, horas, días, semanas y meses sin
noticias, incluso decayendo, creyendo que todo se ha paralizado y que este
viaje no llegará nunca.
Pero un día, cuando menos lo esperas recibes una
llamada y sí, te lo han asignado, es tuyo, así, sin más. La única prueba, una
foto y es tuyo para siempre.
Los sentimientos tienen que ser
arrolladores, qué difícil, qué contradictorios. Qué alegría pero qué miedo al mismo tiempo. Quererlo tanto, sin conocerlo.
Hoy, hay alguien, a quien quiero mucho,
haciendo la maleta, con el corazón latiendo más fuerte que nunca pero encogido
por el susto. En unos días, muy pocos, harán “el viaje de sus vidas”. Tanto
tiempo esperando y por fin ha llegado.
Más de once mil kilómetros para ir y
volver en sólo una semana. Suficientes para que a la vuelta todo sea diferente. Un viaje que jamás olvidarán.
Y allí, a más de once mil kilómetros de
distancia, alguien también espera hacer “el viaje de su vida”.
A él le ha llegado muy pronto, con sólo
dos añitos y medio, y ojalá le hubiera llegado antes, pero así es de duro este
mundo en el que vivimos.
Es tan chiquitín, que no es consciente, sabe que algo
diferente le espera pero pasará un tiempo hasta que se de cuenta de que el
primer viaje de su vida fue el que cambió su vida para siempre y que por muchos
que vengan después, éste será, sin duda, el más importante de todos ellos.
Siempre me ha parecido increíble hacer
algo así, qué generosos sois y sobre todo qué valientes. Siempre os he
admirado, por muchas cosas, pero ahora ya, me quedo sin palabras.
¡Qué
aventura!, ¡Menudo viaje!
Y qué alegría me da poder vivirlo desde
cerca.
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